Tradicionalmente, según Taylor, los gestores o gerentes tienen conocimiento y poder de decisión, y los empleados son simples ejecutores. Los mejores y más involucrados son recompensados, y los menos buenos, sancionados. La única forma de progresar en la empresa es elevarse en la jerarquía.
La evolución empresarial, aunque conserva un componente jerárquico muy fuerte, ha ido ofreciendo una participación mucho mayor para los empleados, que pasaron a llamarse «colaboradores». Existían flujos informativos compartidos entre los gerentes y los empleados. Sin embargo, el nivel directivo aún conservaba el poder y un fuerte liderazgo en los equipos .
En la actualidad la gestión, llamada por algunos 3.0, aboga por equilibrar mejor la relación establecida entre los gerentes y los empleados. En este paradigma expansivo, transparente y abierto es donde Novum desempeña su actividad. Su adopción requiere cambios significativos y paulatinos, tanto en la organización de la empresa, como en las actitudes de los recursos humanos. El nivel de información de cada empleado de la organización, desde el empleado con menos responsabilidad hasta los ejecutivos de mayor nivel, debe ser idéntico, primando una política de máxima transparencia; a la vez que se fomenta la autonomía , la autogestión y la toma de riesgos, que a menudo es la fuente principal de avance e innovación. En este contexto, el derecho al error también se convierte en una regla y no en un “salto al vacío” …pues se hace efectivo es de que ”el que no arriesga no gana”.
Tanto el nivel ejecutivo como los empleados ahora tienen más libertad y pueden ponerse de acuerdo sobre los objetivos que deben alcanzarse y cómo hacerlo, sin tener que referirse a una jerarquía rígida, que a menudo representa un freno para la innovación…primando en todo momento la «confianza» y «autonomía». Dado que la información se comparte de forma transparente, la toma de decisiones se comparte y, por lo tanto, se acepta mejor. Al borrar la brecha que podría marcarse entre el jefe y el colaborador, todos pueden prosperar en su trabajo, y en último término, es el conjunto de la organización es el que gana.
Con una gestión más transparente que pone a las personas por delante, y que resulta más cercana a los empleados, es inevitable que se logran mejores resultados. Al promover la autonomía y la responsabilidad individuales, la confianza entre los empleados reduce la carga de trabajo de todos. De hecho, los gerentes y empleados pueden enfocarse en tareas que son más gratificantes para ellos y más productivas para la compañía, frentes a los roles tradicionales más rígidos. Las iniciativas no son tomadas como osadías, sino como comportamientos alentadores, .
La progresión en la empresa no es exclusivamente vertical, sino también horizontalmente, procurando que el empleado mejore su conocimiento y sus habilidades, a la par que la organización evoluciona.